Radio Viga: una voz que rompe cabezas…

 En el contexto de una Facultad que lucha por un nuevo edificio, surge Radio Viga como medio alternativo y abierto.

La crisis edilicia que envuelva a la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires se agudizó aún más al caer una viga en uno de los baños de la sede que se encuentra en la calle Marcelo T. de Alvear. Las movilizaciones estudiantiles encontraban ahora otro motivo para no dejar de luchar. La falta de mantenimiento dejó huellas feacientes: una viga que podría haber provocado un accidente.

En medio de marchas, asambleas y la creación de un blog por la unificación de las dos sedes (ubicadas en Marcelo T. de  Alvear y Franklin 54) en un edificio único en el barrio de Constitución, surge Radio Viga. Conformada por apróximadamente 40 estudiantes, las transmisiones se realizan desde los pasillos de ambas sedes o desde la vereda del edificio en Constitución.

En una entrevista realizada con algunos de sus integrantes, nos cuentan que la idea de la creación surge con el deseo de anclar el reclamo estudiantil en una actividad, una radio alternativa a los medios de comunicación más conocidos del país, y en los cuales no hubo espacio para el conflicto universitario. El hecho de que estas transmisiones no se realicen en un estudio de grabación es el dato más significativo: «una radio abierta genera un espacio común para la discusión», plantea Fabián, uno de sus integrantes.

Cansados de la influencia de las grandes concentraciones de medios en los flujos de información, surgen nuevas formas de comunicación, como es el caso de Radio Viga, que traen consigo la idea de un espacio comunitario donde los receptores tienen la posibilidad real de intervenir en el contenido de lo que se produce.-

 

 En el siguiente video puede verse una entrevista realizada a Fabián, uno de los integrantes de Radio Viga:

 

Para profundizar sobre los aspectos teóricos en los que se basó esta publicación, ver:  http://www.scribd.com/doc/8201913/Radio-Viga-en-el-semiocapitalismo

 

A continuación, una reflexión personal…

 

                                                                                                                          Por Marina Carin

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